Como mi anterior reportaje fue muy corto, decidimos que necesitaba algo más espectacular en esta ocasión. Es posible que incluso lo tengáis que leer en dos veces.
Nos tocó hacer maletas, madrugar mucho y dirigirnos al aeropuerto. Mientras hacíamos una cola interminable para facturar el equipaje, me aseguré de que nuestro vuelo (AF 2349) estaba on time. Como en todo el viaje, ninguna incidencia a destacar así que despegamos a la hora en punto dirección Paris-Charles de Gaulle.
Poco antes de aterrizar, pude observar la Torre Eiffel desde el avión. Nos recogieron en el aeropuerto y nos llevaron al Hotel donde solamente pudimos dejar las maletas pues no teníamos habitación hasta las 15h.
Así que... ¡Al parque! Claro, justo después de hacernos la foto familiar.
Desde el hotel New York hasta la entrada del parque hay unos diez minutos paseando a traves de Disney Village, una zona de restaurantes y tiendas aunque a mí, lo que más me impresionó fue el enorme globo que hay sobre el lago y el cocodrilo animado de los deseos.
El parque está formado por 5 mundos diferentes siendo Main Street, U.S.A. el primero al que se accede nada más entrar. En este escenario, podemos encontrar multitud de tiendas y algunos restaurantes pero, como atracción, solamente podemos disfrutar del tren que hace el recorrido "turístico" por el parque y pasearnos en un coche de caballos y un automóvil antiguo.
Íbamos directamente al castillo pero, viendo lo lejos que estaba, decidí tomar un tentempié. Para este mundo tan color de rosa, me compré un donut a juego.
Por fin llegamos al castillo de la bella durmiente. Todo decorado con motivos relacionados con este cuento y sin ningún otro encanto más (no voy a repetir el calificativo de Víctor cuando salimos del castillo).
Sales del castillo directamente en Fantasyland, pero tuvimos miedo de empacharnos con tanto rosa y rápidamente hicimos un quiebro para dirigirnos a Discoveryland.
Entramos y salimos del Nautilus y nos acercamos a conducir los coches de Autopia. 20 minutos de cola y nos pusimos a los mandos de un deportivo. Bueno, se puso Víctor, a mí me dejó de copiloto.
Los coches tienen un motor de verdad y puedes dar gas apretando su único pedal. Una tecnología bien rudimentaria pero que no garantiza que no haya errores.
Finalizado el recorrido, pude quitarme el gusanillo y ponerme al volante del deportivo por fin.
Se acercaba la hora de comer y, camino del lugar que escogimos, le chalet de la marionnette, aprovechamos que no había mucha cola para subimos en la atracción "it's a small world" donde nos hicimos la segunda foto familiar.
Ya con el estómago lleno, pasamos a Adventureland, directamente a la atracción de Piratas del Caribe, en la que se inspiró la saga de películas del mismo nombre.
No había mucha gente y pudimos subir dos veces en la atracción. Le haría falta un poco más de emoción, pero logra divertir a los niños.
Pasamos por delante del restaurante Hakuna Matata, decidimos que ahí comeríamos al día siguiente y llegamos a Frontierland. Destacan dos cosas en esta parte del parque, la casa encantada (que también sirvió de inspiración a una película Disney con Eddie Murphy)
y la isla en el centro del lago con una montaña rusa que solo conoce dos estados: más de una hora de cola o estropeada.
En esta primera ocasión, la montaña rusa se había quedado atrancada en la subida y estaban desalojando al personal. En la casa encantada había 50 minutos de cola así que optamos por subir en el barco de vapor que da la vuelta al lago y desde donde se ven desde escenas típicas del oeste hasta un fósil en la zona del géiser que parece que se ha secado.
El madrugón empezaba a dejarse notar a estas alturas y decidimos poner rumbo al hotel a ocupar nuestra habitación. Pasamos por un cañón y, tras comprobar que funcionaba perfectamente, hice de oso-bala.
Os dejo algunas fotos más antes de salir del parque y en Disney Village...
Una mini-siesta en el hotel, que Víctor se saltó, nos sirvió para coger fuerzas y volver al parque a ver la Magie Disney en Parade. Una cabalgata con muchos de los personajes más populares y de la que os dejo una pequeña muestra.
No todo el mundo lo sabe pero hay un atajo que comunica Main Street, USA (donde vimos la cabalgata) con Frontierland, donde queríamos intentar subir a la montaña rusa por 2ª vez. No hubo suerte pues no nos apetecía hacer más de una hora de cola. Optamos por el plan B y para la casa encantada que nos fuimos después de hacerme unas fotos en la orilla del lago.
Esta vez no había cola en la mansión así que entramos enseguida. No penséis que da miedo. Es todo un poco oscuro y siniestro (como dijo Víctor) pero no asusta.
Nos dimos una vuelta por el cementerio viendo algunas originales tumbas y pusimos rumbo de nuevo al hotel pues habíamos reservada la cena para las 21h.
Por el camino aprovechamos para hacer alguna de nuestras fotos clásicas:
- Escuchando la vía. Sugerencia que monito nos dio antes de salir y que él ya se hizo en Sabadell y Terrassa.
- Refrescándonos:
- Y relajándome en el césped:
Ya en el hotel, fuimos al self service. No estaba mal. Yo comí, como Víctor, pasta boloñesa y postre lácteo.
Y ya para terminar, os cuento que dejo la labor de reportero y dejo mi plaza a Turbo, nuestro nuevo amigo y que pronto veréis en acción. Me despido con otra foto del globo que tanto me gustó.
- Osito dels somnis también estuvo en: Abrera.
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