Con el estómago lleno empezamos la visita tomando la Rambla Nova hasta el final para llegar al Balcó del Mediterrani, con su barandilla modernista de 1889 donde se puede disfrutar de la brisa del mar y de la vista panorámica.
Nos dirigimos hacia el Anfiteatro Romano y justo al lado de la Torre de les Monges, tomamos un tren turístico que, por 6€ los adultos y 3€ los niños, te hace un completo recorrido por las zonas más turísticas de la ciudad a las que se puede acceder con este medio de transporte.
Finalizado el paseo motorizado, ponemos rumbo a la catedral accediendo a la zona más medieval. Pasamos por la Plaça de la Font con numerosos establecimientos de restauración y donde podemos ver el Ayuntamiento.
Un poco más arriba destaca una llamativa fachada-anuncio de un pintor muralista. Al fondo del carrer Major ya nos espera la catedral. Como este último trayecto hace algo de subida, tuvimos que refrescarnos un poco.
De nuevo en plena forma, la foto con la catedral antes de empezar de nuevo la bajada hacia la zona moderna:
El hambre empieza a hacer estragos y, mientras buscamos un lugar donde comer, pasamos al lado del circo romano. En la próxima visita, con más tiempo, entraremos.
Comimos en el Frankfurt "La Torre". Un lugar ideal para estos tiempos de crisis. Pizzas, platos combinados, bocadillos.. a precios muy asequibles. ¡Y con una piscina de bolas!
Nos despedimos de la Rambla Nova, pasamos por delante de la construcción del nuevo Mercat Central y dimos por terminada nuestra visita.
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